El himno nacional es un acto de lealtad. Proclama la alegría de pertenecer a un país, el orgullo por la herencia que se ha recibido y la disposición a dar lo mejor de uno mismo para que esa herencia se perpetúe, mejorada. Por eso los himnos nacionales nos emocionan. Nos recuerdan que lo mejor de nosotros mismos es lo que hemos dado a los demás. También nos dicen que por pequeña que sea nuestra contribución, siempre es importante, y que formamos parte de algo más grande que nosotros mismos.
Al mismo tiempo que nos ayuda a dar un sentido a nuestras acciones, el himno nacional expresa amor, amor por nuestro país: a sus tradiciones, a su cultura, a su existencia. No es de extrañar que las letras de los himnos nacionales incorporen expresiones bélicas. Cuando se quiere algo, se está dispuesto a defenderlo. Hasta donde sea necesario.
Un himno nacional encarna, en resumen, lo contrario del nihilismo narcisista postmoderno. Por eso hay esa sed de símbolos como los himnos nacionales en las sociedades actuales, tan desdichadas, donde se ha vendido el egoísmo como el colmo de la felicidad.
La letra del himno nacional que se ha sacado de la manga un grupo compuesto mayormente de funcionarios responde a un designio táctico. Después de destrozar la España constitucional, Rodríguez Zapatero necesita un baño de españolismo. Pero claro, el alma progresista del zapaterismo, de tan alto como vuela, no conoce patrias ni fronteras. Tampoco el sacrificio que han hecho generaciones y generaciones, durante siglos, para mantener y mejorar algo que se desprecia. Y menos aún está dispuesta a reconocer la labor de instituciones como la Monarquía o el Ejército, que han dado rostro a la Nación cuya existencia es discutida y discutible.
No se detiene en consideraciones, más tarde, en criticar la intentona del gobierno de Zapatero en poner una letra insulsa y sin garra. Desde este blog queremos proponer tres opciones, ambas históricas y bastante conocidas:
La de Eduardo Marquina, utilizada en tiempos de Alfonso XIII:
- Gloria, gloria, corona de la Patria,
- soberana luz
- que es oro en tu color.
- Vida, vida, futuro de la Patria,
- que en tus ojos es
- abierto corazón.
- Púrpura y oro: bandera inmortal;
- en tus colores, juntas, carne y alma están.
- Púrpura y oro: querer y lograr;
- Tú eres, bandera, el signo del humano afán.
- Gloria, gloria, corona de la Patria,
- soberana luz
- que es oro en tu color.
- Púrpura y oro: bandera inmortal;
- en tus colores, juntas, carne y alma están.
- ¡Viva España!
- alzad la frente
- hijos del pueblo español
- que vuelve a resurgir.
- Gloria a la Patria
- que supo seguir
- sobre el azul del mar
- el caminar del sol.
- Triunfa España
- los yunques y las ruedas
- cantan al compás
- del himno de la fe.
- Juntos con ellos
- cantemos de pie
- la vida nueva y fuerte
- del trabajo y paz.
- Viva España
- mi patria esclarecida
- madre sin igual
- compendio del honor.
- Viva España
- solar de noble vida
- regio pedestal
- de Cristo Redentor.
- Fuiste de glorias florido pensil
- hoy reverdecen a un impulso juvenil
- Veinte naciones
- coronan tu sien
- ¡Arriba España!
- raza invicta es tu sostén.
No tengo especial preferencia por ninguna (tal vez la de Pemán me convenza más, al contrario que Cáer, que le gusta más el de la enciclopedia Álvarez), pero lo que si se es que España necesita algo más que el "tiruri" para su himno. Lo dicho. ¡A cantar, españoles!
Por Fëanar.
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