sábado, 17 de septiembre de 2011

Epitafio a un "mariconazo"

Así se las gastaba en el Siglo de Oro un genio como Francisco de Quevedo cuando se topó con la muerte de un conocido "bujarrón" (que además de homosexual era, al parecer, pederasta). Supongo que esperó a que muriese para que no le volase la cabeza un sicario mandado en su busca, porque el poemita es fino, pero luego que no digan que quién insulta pierde la elegancia.

Epitafio

Aquí yace Misser de la Florida,
y dicen que le hizo buen provecho
a Satanás su vida.
Ningún coño le vio jamás arrecho.
De Herodes fue enemigo, y de sus gentes,
no porque degolló los inocentes,
mas porque, siendo niños, y tan bellos,
los mando degollar, y no jodellos,
pues tanto amó los niños, y de suerte
(inmenso bujarrón hasta la muerte)
que si él en Babilonia se hallara,
por los tres niños en el horno entrara.



¡Oh tú, cualquiera cosa que seas,
pues por su sepultura te paseas,
o niño o sabandija,
o perro o lagartija,
o mico o gallo o mulo,
o sierpe o animal que tengas cosa
que de mil leguas se parezca a culo:
Guárdate del varón que aquí reposa,
que tras un rabo, bujarrón profundo,
si le dejan, vendrá del otro mundo!

No en tormentos eternos
condenaron su alma a los infiernos;
mas los infiernos fueron condenados
a que tengan su alma y sus pecados.
Pero si honrar pretendes su memoria,
di que goze de mierda, y no de gloria;
y pues tanta lisonja se le hace,
di: «Requiescat in culo, mas no in pace

Ya sabéis, ojo con Misser de la Florida y otros tantos como él.

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